La dirección IP (protocolo de Internet) es una etiqueta numérica que se utiliza para identificar desde dónde está conectado un dispositivo. Puede ser privada o pública y dinámica o fija. Dependiendo de cuál uses en tu red WiFi, podría llegar a ser un problema para tu ciberseguridad.
El uso de Internet se ha disparado en los últimos años. Pese a que se haya convertido en un pilar fundamental para la sociedad, sobre todo por su capacidad de facilitar el derecho a la información y a la libertad de expresión, tiene sus contras. Uno de ellos es que se ha convertido en una vía sencilla para que los ciberdelincuentes roben nuestros datos.
Según un estudio de 2022 de Ipsos, España es el primer país europeo que más confía en Internet (70%). Sin embargo, eso no significa que los españoles no tengan sus reticencias cuando hablamos de privacidad a la hora de navegar por la red. En el análisis, hablan de que también somos los más preocupados por la información que se recopila sobre nosotros.
Cuando visitamos una página web, la dirección IP suele quedar registrada y llegar a almacenarse para futuras visitas. Es uno de los datos que más expuestos quedan al usar Internet, ya que los administradores de esos sitios, proveedores de Internet o incluso servicios de terceros pueden terminar teniendo tu dirección IP bajo su poder.
La dirección IP no revela exactamente dónde vives o dónde estás, pero sí que puede dar algunas pistas. En ocasiones, estos identificativos pueden marcar la ciudad desde la que te conectas o usarse para averiguar que operadora tienes contratada para Internet. Por eso, hay que extremar precauciones.
¿Cómo proteger tu dirección IP?
Normalmente, no debería suponer un problema que alguien tenga tu IP. Como ya hemos mencionado, la etiqueta numérica como mucho puede dar pistas de la ciudad en la que usas Internet. Si tienes todos tus dispositivos actualizados y protegidos, no debería ir más allá.
No obstante, hay personas muy recelosas con cualquier dato que se sepa de ellos en la red, por lo que es posible que te plantees cómo eliminar tu huella en este aspecto. Si ese es tu caso, una manera de solucionarlo y mantener tu privacidad intacta cuando estás en línea es utilizar una VPN.
Una VPN es una red privada virtual (Virtual Private Network) que se encarga de proteger tu conexión mientras usas Internet. Esta tecnología es capaz de cifrar la red desde la que te conectas para engañar a cualquier ciberdelincuente que quiera conocer tu ubicación real.
Hay multitud de VPN disponibles que puedes elegir. Algunas de ellas son gratuitas y otras de pago, pero no todas ellas son de fiar. A veces, los estafadores se aprovechan de nuestra propia preocupación por la privacidad y prometen falsas VPN que, en realidad, son malware. Por eso, hay que andarse con ojo y escoger aquellas que tengan buenas valoraciones y sean reconocidas.
Las que son gratis suelen tener funciones más limitadas. Por lo tanto, si te interesa la privacidad, es conveniente que inviertas algo de dinero para protegerte mejor. De entre las muchas VPN que existen, una de las más famosas es NordVPN, que tiene un periodo de prueba gratuito de 30 días del que puedes aprovecharte para comprobar si realmente te interesa o no su servicio.
También tenemos Surfshark, que te servirá para mantenerte seguro incluso si te conectas a una red WiFi pública. Con este servicio de VPN, nadie podrá conocer tu ubicación en ningún momento, ya que tu dirección IP real estará completamente protegida. Por lo general, los nuevos usuarios suelen contar con promociones temporales, por lo que merece la pena echarle un ojo.
No obstante, las VPN no son para todo el mundo. Es posible que te plantees recurrir a otros métodos para que la dirección IP no esté al acceso de cualquiera. Una alternativa es usar servidores proxy, que funcionan como intermediario entre los usuarios e Internet.
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