
Con la llegada del verano y las olas de calor cada vez más frecuentes, mantener una temperatura agradable en casa se ha vuelto una prioridad para muchas familias. Sin embargo, no siempre basta con tener aire acondicionado o un ventilador a máxima potencia, ya que a veces el problema está en el termostato.
Este pequeño dispositivo que regula la climatización de tu hogar puede ser el gran culpable de que sudes en el sofá mientras tu factura se dispara. Y todo por unos errores muy comunes que casi nadie corrige y que te enseñaremos a evitar en este artículo.
Evita el calor y las corrientes de aire
Uno de los fallos más habituales es colocar el termostato en una zona expuesta al sol directo. Puede parecer irrelevante, pero si el aparato está recibiendo luz solar, interpretará que la temperatura de la casa es más alta de lo que realmente es. El resultado es que el aire acondicionado se pone a trabajar sin descanso para enfriar algo que en realidad ya está fresco. El efecto inmediato lo notarás en la factura y, curiosamente, también en que acabarás teniendo zonas de la casa demasiado frías, mientras otras siguen siendo un horno.
Además del sol, otro error similar es colocarlo cerca de aparatos que generen calor, como hornos, lámparas o incluso la televisión. Todo eso confunde al termostato, que actúa en función de una temperatura distorsionada. En invierno, este fallo se vuelve aún más evidente, porque puede hacer que el sistema no se active cuando realmente hace falta calefacción.

Otro lugar donde no debes colocarlo es en zonas donde haya corrientes de aire. Hablamos de pasillos ventilados, entradas mal selladas o ventanas que no cierran bien. Si el dispositivo percibe una corriente constante de aire frío, pensará que la temperatura de la casa es más baja y pondrá en marcha el sistema de calefacción aunque no sea necesario. Esta situación se repite constantemente en hogares donde el termostato se instala en habitaciones poco representativas del uso real de la casa, como una habitación de invitados o una sala que permanece cerrada casi todo el tiempo. Esos espacios no reflejan las condiciones reales del resto de la vivienda, y tu sistema de climatización acabará funcionando en función de datos poco fiables.
Dónde se debe poner el termostato
Pero entonces, ¿dónde debería estar el termostato para que realmente funcione como debe? Los expertos coinciden en que la mejor ubicación es una pared interior, lejos de ventanas, puertas exteriores y fuentes de calor, y en una zona de paso habitual como el salón o el pasillo de tu piso. Debe instalarse a una altura media, entre unos 130 y 150 centímetros desde el suelo, que es donde se capta mejor la temperatura general de una estancia. De esta manera, el dispositivo hará una lectura más precisa, sin interferencias, lo que a su vez se traduce en una climatización más eficiente y un consumo menor.
No hay que olvidar que el termostato es el cerebro del sistema de climatización. Es quien decide cuándo encender o apagar el aire o la calefacción, y por eso es crucial que esté bien colocado. Si lo instalas en el lugar equivocado, harás que gaste más energía de la debida y acortarás su vida útil.

Además, si ya cuentas con un termostato inteligente, la precisión es aún más importante. Estos dispositivos pueden aprender de tus hábitos y hacer ajustes automáticos para optimizar el consumo. Pero si les estás dando datos incorrectos desde el principio, el aprendizaje será defectuoso. Asegúrate de que recibe la información más fiable posible desde un lugar neutro y representativo del ambiente de tu casa. Si quieres aprender más sobre los termostatos, puedes leer este blog.
Así que ya lo sabes, a veces, el truco para no pasar tanto calor es tan simple como cambiar la instalación del termostato de tu hogar. ¿A que no lo sabías?
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