Parecía que ya habíamos dejado atrás los vacíos logísticos que supuso la pandemia y el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, pero nada más lejos de la realidad. En aquellos tiempos, comprar una tarjeta gráfica o conseguir stock de una consola, como pasó con la PlayStation 5, era tarea imposible.
Sin embargo, el mercado del hardware está atravesando otro momento de escasez. Si tenías pensado renovar tu teléfono móvil, comprar un portátil para trabajar o, peor aún, montarte un PC para gaming, los precios están subiendo y van a subir más todavía.
Esta vez, el componente que tiene el stock completamente roto es la memoria RAM, un componente indispensable para cualquier dispositivo. Tanto es así que nos enfrentamos a un déficit global que ya está encareciendo este tipo de productos, y que todavía planea disparar más su precio.
Y no. En este caso no se trata de una fluctuación del mercado. Hablamos de una enorme falta de previsión, sobre todo en las memorias DDR5, de los grandes fabricantes que, sumado a que las nuevas tecnologías necesitan cada vez más memoria RAM, están haciendo del presente una situación insostenible.
¿Por qué hay escasez de memoria RAM?
La escasez que está provocando el aumento de precios tiene su origen en Corea del Sur y Estados Unidos. Las marcas líderes de la producción de memorias RAM, como son Samsung, Micron o SK Hynix, no están cumpliendo con la demanda de producto que tienen. La demanda global ha metido el acelerador y ellos no han podido seguirles el ritmo, así de simple.
Normalmente, estos fabricantes han tenido mucho cuidado con la sobreproducción, para no tener que vender sus chips demasiado baratos porque la tecnología les ha pasado por la derecha. Por eso, son extremadamente cautelosos en sus inversiones y no fabrican más memoria RAM de la que consideran necesaria. Y esta estrategia, que prioriza la escasez por encima del exceso, está ahora pasando factura al mercado global.
Pero además de la poca fabricación, los dispositivos que usamos hoy en día, y sobre todo los que están en camino, exigen cada vez más memoria RAM. Esto, en gran parte, se debe a la irrupción total de la inteligencia artificial generativa, acompañada del despliegue definitivo del 5G en los últimos años.
Los nuevos ordenadores y móviles necesitan más memoria RAM, de mayor velocidad y densidad, para poder ejecutar sus modelos de lenguaje. Por su parte, los móviles que todos tenemos ya no se conforman con menos de 8 GB. De hecho, incluso los iPhone, que nunca han necesitado subir sus capacidades para dar un buen rendimiento, ahora están dando el salto a las 12 GB de RAM también. Y en otras marcas, estamos viendo terminales de 16 o incluso 24 GB de memoria RAM.
Y esta necesidad de memoria de alta densidad, en esencia, es lo que ha provocado que la industria no esté lista para abastecer la enorme demanda.
¿Qué dispositivos están en apuros?
Si bien es cierto que la situación de escasez afecta a toda la cadena de suministro, hay especialmente dos tipos de productos que van a sufrir el golpe con más dureza.
Por un lado, los usuarios de PC gaming. Para ellos, la situación es crítica, ya que cualquier videojuego moderno necesita módulos de alto rendimiento, específicamente el estándar DDR5. Y quienes tengan que cambiar su RAM, verán que el mismo modelo que tenías en la cesta de compra cuesta el triple de lo que costaba hace unos meses.
Por otro lado, el mercado de los móviles también sufrirá un importante revés. Esto se debe a que los smartphones dependen de memorias RAM avanzadas para gestionar la multitarea y las funciones de IA. En este sentido, ellos tendrán que pagar más por los componentes, lo que derivará en que el producto final será más caro.
Cuándo es el mejor momento para comprar
Según los analistas, lo mejor es no esperar. Si necesitas el equipo o el componente ya mismo, cómpralo hoy mejor que mañana, ya que los precios están en una clara tendencia al alza. Lo más probable es que el stock siga cayendo y los precios suban.
Sin embargo, si crees que puedes aguantar un tiempo, lo mejor es que esperes hasta finales de 2026. Esa será la época en la que, previsiblemente, el stock se habrá podido recuperar.
0 Commentaires